lunes, 29 de marzo de 2010

Coco Chanel



Hija de un vendedor ambulante y una ama de casa, ambos de escasos recursos, Gabrielle Chanel nació en un hospicio de Saumur, el 19 de agosto de 1883. En permanente situación de escasez, sobrellevó a duras penas sus primeros años de infancia junto a sus cuatro hermanos.
Cuando tenía doce años, su madre murió víctima de tuberculosis y el padre se desentendió de ellos, enviándolos al condado de Auvernia, al cuidado de dos tías que tenían un orfanato. Por eso, su partida de nacimiento está registrada ahí con fecha de 1893.
El abandono de su padre, la muerte de su madre y la soledad espiritual marcaría para siempre la actitud de Cocó hacia la vida: «Durante mi infancia sólo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó».
Con las tías del orfanato, Gabrielle aprendió a coser y manejar el hilo y la aguja con especial habilidad, lo que hizo que, a los 17 años, las monjas del orfanato de Aubazine le consiguieran un empleo como costurera.
De una gran personalidad, con belleza sensualmente discreta, femenina y menuda figura, pelo corto casi varonil, nada la detuvo cuando en 1905 resolvió convertirse en cantante de un cabaret, oficio que desplegó por tres años y que la introdujo en el mundo de divertimento y las relaciones sexuales pasajeras. De estas relaciones Coco Chanel esperaba obtener dinero para su gran sueño: ser una renombrada modista.
Coco Chanel era una mujer muy hiperactiva, considerada de mal carácter y algo recalcitrante con sus empleados, además era extremadamente perfeccionista y detallista en su oficio. Siempre solía decir dichos controvertidos relacionados con la moda y los hombres. Poco dada a la actividad social redundante, prefería las relaciones discretas y sólidas. Fácilmente influenciable por quienes ella misma se mofaba, estuvo a punto de caer en la manipulación de un alto oficial de las SS que deseaba atraer hacia el régimen, las simpatías de altas personalidades que eran parte de sus relaciones privadas. Posterior a esto, Coco Chanel se libró por poco de ser considerada colaboradora de los nazis y se sumió más tarde en la soledad autoimpuesta hasta el final de sus días.
Las declaraciones generadas por ella enmarcan la personalidad de la modista como una persona carente de afectividades, y probablemente incapaz de entregar afectos.
En 1954 y con 71 años, reabrió su casa de moda, pero ya otros diseñadores de renombre se habían instalado en su trono. Se mantuvo al frente de la firma con un extraordinario dinamismo y adaptándose a las diversas tendencias que recorrían el mundo.
Aun así, logro imponer el clásico toque de sencillez y elegancia que la caracterizaba. Se adentró además exitosamente en el campo de los perfumes, haciendo especialmente famoso el perfume Chanel Nº5.
Pero su vida solitaria dominada por la artrosis y la morfina, terminó de forma tan impredecible como la vivió. El 10 de enero de 1971, sola en su departamento ubicado en el hotel Ritz, con vista a la Place Vendome, y a los 87 años, Chanel había salido a pasear y cuando volvió al hotel se sentó a ver televisión mientras le preparaban la cena. Con ella estaba su sirvienta personal. Chanel le hizo apagar la tele, se echó en la cama un rato y de repente llamó a su sirvienta a socorrerla. La sirvienta cogió una aguja y mientras la retiraba Chanel dijo "así es como se muere". Chanel fue enterrada en Suiza.
Aun así siguió siendo una mujer influyente y creativa, dispuesta a mantener con todo su máxima: la libertad de movimiento. Su cuerpo yace en Lausanne, Suiza, resguardado por cinco leones de piedra.
Actualmente la casa de moda Chanel sigue funcionando a todo ritmo siguiendo la moda más actual a mano de Karl Lagerfeld.
La senda que señaló Coco Chanel permanece como un referente en muchos diseñadores actuales.

Las mujeres tenemos un gran reto en la vida, aceptarnos tal como somos, tener más de cuatro roles y ser pilar de hogares y oficinas.
Es muy fácil criticar a una mujer por su forma de vida, pero de tras de cada una hay una historia que contar, un camino ya recorrido un por qué.
Admiro a las mujeres que a pesar de nacer en un tiempo donde las cosas se veían con otros ojos, no había apertura, eran consideradas solo un objeto de deseo, satisfacción y procreación; hicieron una vida exitosa, trabajaron, vivieron intensamente contra una sociedad que las señalaba, las criticaba y las juzgaban como lo peor de la creación.
Amo a las mujeres que se levantan día con día para alcanzar sus sueños, en un mundo abierto, liberal, más competitivo, donde existe todavía en muchos lugares el acoso sexual, los “favores” para ascender de puesto, tener los mismos salarios, si señoras, estamos en el siglo XXI luchando por tener un espacio justo en el mundo de la política, la educación, la moda, etc.
Leo la historia y me llena de satisfacción que en todas las épocas hayan existido mujeres que quieren compartir con su pareja éxitos y fracasos no solo ser la mujer que esta a los pies del amo, eso no es relación y no es parej@.
No todas tenemos la suerte de qué el jefe crea en la equidad de género, levantemos la voz, hagamos un mundo igualitario, basado en el respeto y la lealtad.
Seamos exitosas.

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